Nutri-consejo n°43 - POSPONLO

Sí, así de sencillo. Si tienes un antojo, posponlo. No te lo prohíbas, simplemente retrasa su consumo.

Recuerda que los antojos por una comida concreta, casi siempre insana (porque nunca nos da antojo de brócoli, ¿a que no?), no nacen del hambre real sino del hambre emocional. Surgen de la ansiedad, la tristeza, el estrés, el aburrimiento... Si te lo prohibes probablemente sólo conseguirás aumentar la ansiedad y el deseo por comerlo (o beberlo), y al final acabarás sucumbiendo a la tentación para encima sentirte culpable después.

¿Qué tal si pruebas a darte el permiso de comerlo, pero más tarde?. Por ejemplo, si te da antojo de un bollo de chocolate a media mañana déjalo en su sitio y decide tomarlo a media tarde en su lugar. Y cuando llegue media tarde, si aún te apetece, tómalo y DISFRÚTALO. Sin culpa, sin remordimientos. Y date la enhorabuena por haber podido controlar (=posponer) ese deseo. 

Hazlo, de verdad. Inténtalo. Porque te vas a sorprender de la cantidad de veces que, cuando llega el momento en el que has decidido comerlo, ya no quieres hacerlo. O que decides posponerlo de nuevo. Y eso ocurre porque tu estado de ánimo ha cambiado. Quizá te encuentras más tranquil@, o se te ha pasado el enfado, o en ese intervalo de tiempo has hecho una actividad que te ha distraído, llenado, divertido, calmado...

Es importante que fijes un momento concreto en el que decides que vas a comerlo para que funcione. Y que, si aún quieres comerlo, lo hagas desde el triunfo y no desde el fracaso. Desde el amor y no desde el odio.

Porque lo que has hecho ya está MUY bien. Porque has ejercido el control y te has tratado con cariño. Y porque has sembrado la semillita para convertir eso en una herramienta de mejora de tu salud. Física, pero sobre todo emocional.

Felicidades. ❤️




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